Efemérides

« Hechos memorables que queremos recordar sobre conmemoraciones celebradas » 

Consagración de la Capilla del Rosario

La Capilla de la Virgen del Rosario, en el conjunto monumental de Santo Domingo, vivió en Octubre de 2004 su más notable acontecimiento, con la solemne ceremonia litúrgica de la dedicación del templo y la consagración del altar.

Después de 20 años en que se ha trabajado en la restauración, la Archicofradía que tiene aquí su sede ha querido, como indicaba poco antes del acto su hermano mayor, José María Fernández Pallarés, «cerrar el proceso con este colofón, dado que se trata de una asociación absolutamente religiosa. Hemos querido que, de una forma oficial, y de acuerdo con los preceptos de la Iglesia, se dedique la capilla al culto».

La ceremonia, plena de simbolismos, estuvo concelebrada durante una misa pontifical, por los obispos de Cartagena, Manuel Ureña Pastor, y Teruel y Albarracín, José Manuel Lorca Planes, que por cierto es Hijo Adoptivo de la Ciudad; y el vicario episcopal, José Carrasco Pellicer. También participaron otros sacerdotes, así como el consiliario del Paso Blanco, Eduardo Sánchez Carrasco, que actuó de maestro de ceremonias. Los cánticos fueron interpretados por el coro de Santiago.

La ceremonia, tras la entrada de los prelados y demás sacerdotes por la puerta principal de la capilla, se inició con la bendición y aspersión del agua, tanto a los fieles que atestaban el templo, en señal de penitencia, como a los muros y el altar para purificarlos.

Después, llegó el turno de las lecturas, especiales para este tipo de actos, sacadas del Libro de los Macabeos, la primera carta del apóstol San Pedro y el Evangelio de San Juan. Monseñor Lorca Planes fue el encargado de pronunciar la homilía en la que, entre otras cosas, resaltó la importancia y significación del acto que se celebraba.

Otra de las partes destacadas del rito fue dedicación del templo. El oficiante procedió a la unción del altar y los muros de la capilla, simbolizados por las cuatro cruces colocadas en las columnas centrales. Después, el obispo echó incienso sobre un gran brasero situado en el presbiterio e incensó el altar mayor, mientras que otros sacerdotes recorrían la capilla incensando a los fieles y a los muros.

La iluminación del altar y de todo el templo marcó el final de esa parte de la ceremonia para dar paso a la liturgia eucarística. Las ofrendas fueron presentadas por Francisco Tudela y MariLola Aguirre, la cruceta y el rosario; Mari Carmen Gallego y María Luisa Martínez, las flores; y Ramón Mateo, presidente del Paso Blanco, y José María Fernández Pallarés, hermano mayor del Rosario, el pan y el vino.

Finalizada la Eucaristía, tuvo lugar, por las calles del casco antiguo, la procesión del rosario de las antorchas presidida por una imagen de la Virgen del Rosario, a hombros de costaleros del Cristo del Rescate. En varios momentos del recorrido intervinieron los Auroros del grupo Coros y Danzas de Lorca.